martes, 7 de septiembre de 2010

Una más y no respondo de mí

Una no lo hace de malvada. No es que me dispongo a arruinarte el momento y entonces "paf" te la digo. O que te veo ahí, con cara de expectativa, esperando algún tipo de consuelo y salto con lo más insignificante e impersonal que te pueda decir, la frase hecha. Y no cualquier frase hecha la de: "Si no es este será otro" y "ya vendrá". Ahí mismo, merezco la puteada. Lo hice, lo hice ayer, y me respondieron un uppercut cortito: "Sí ya séeee, pero estoy re podrida". Bien puesto.

A ver. Que yo diga frases hechas atiende, en parte, a que ya las he escuchado. He recibido las mismas. Vacías completamente. Tan hijaputamente ciertas, la mayoría de las veces. Uno termina diciendo "pero la puta madre tenía razón" y terminás convirtiéndote en un portavoz del "no hay dos sin tres", "no hay mal que por bien no venga", "las cosas por algo pasan". Pero "Si no es este será otro" y "ya vendrá" te dan en lo más bajo.

No me digas que será otro, flaca. Yo quiero a este. O a uno. O a cinco. Será el otro, o el otro, o capaz el otro. Pero hoy el que me jode es este, entonces, si el otro "ya vendrá" que venga YA porque tengo callos de esperarlo. Si vos querés seguir esperando porque "si no es este será otro", daaaaale, haceeeelo, pero yo tengo ganas de que en algún momento sea este. Quiero dejar de jugar al jueguito de si me llama, lo llamo, le digo de vernos, no le digo, le mando un mail, me hago la linda. Quiero llamarlo, que me llame, vernos, mandarle un mail y hacerme la linda para y con él.

¿Cuándo sabemos aparte que "ya vendrá"? ¿Un día vas caminando por la calle y era ese? ¿Estás en la góndola de congelados y ¡zás, ya vine amor! Una cuando arranca le juega pleno y tira un "es este". O  por lo menos un "es este" ahora, acá, en este momento. Sería fácil preguntar de una "ok, viniste, ¿y a qué viniste?" pero creo que nadie se da cuenta. Ni vos, ni él, ni ella.

Y fastidia. ¿Se acuerdan la sensación de empezar un cuaderno nuevo en la primaria? El olorcito a nuevo, blanco, las esquinas punteagudas, la promesa de ser prolijos y de repente, un café con leche arriba del Rivadavia. Frustración con renglones. Así es cuando un globo se pincha. No me digas que va a venir otro.

Quizás hay frases hechas que molestan porque no nos dicen lo que queremos escuchar. Y el contexto lo es todo. No es lo mismo un "en casa de herrero cuchillo de palo" que un "el tiempo cura todo". El "si no es este será otro" y el "ya vendrá" implica ausencia, carencia, falta, que como conceptos platónicos no lastiman tanto como mirar al lado de tu cama y que esté vacía, un viernes a la noche si un abrazo, risas y besos, y charlas de dos horas por teléfono.

1.234 veces escuché el "si no es este será otro" y 679 el "ya vendrá". Las 1.913 veces me seguí sintiendo sola y vacía. Ya sabía que iba a venir pero yo lo necesitaba en ese momento.

Tomá mi "ya vendrá" como un "yo vine". Tomá mi "si no es este será otro" como un "no estés triste que sos hermosa". Y  la próxima vez que escuches una frase hecha, tomá el toro por las astas y con mucha presición, porque el que mucho abarca poco aprieta, miralo a los ojos, a pesar de que lo esencial sea invisible a ellos, y
decile gracias por el fuego pero no.