martes, 25 de marzo de 2014

Mi nuevo viejo lunar lunar

Esto de estar en yanquilandia está trayendo consecuencias múltiples.

Una de ellas es mi profunda adicción a todo lo que es harinas y frituras: muffins, cupcakes, cheesecake, alitas de pollo, aros de cebolla, papas fritas, alitas de pollo pero con otra salsa. Y para terminar de fijar toda esa grasa, me he decido a probar cervezas rubias tiradas. Hay que hacerla completa.

Como consecuencia de tamaña nutritiva alimentación, la superficie de mi cara se ve alterada. Haciendo un análisis topográfico (?) del asunto, me he llenado de pequeños valles, colinas, arenales... de granos. Homenajeando al país que llegó a la luna (?), tengo la cara con cráteres.

Observando mi rostro en el espejo e imaginando a Amstrong caminando "al flote", me descubrí un lunar. Oportuno e irónico como suena.

Un lunar de esos comunes, sin volumen, por los que no se va al dermatólogo. Está cerca de mi oreja derecha, en un lugar bastante inaccesible para mi vista. No para la vista del resto, evidentemente, porque ante la pregunta "¿vos viste este lunar?", la respuesta fue un corto "sí". ¡Y yo creyendo que era nuevo!

Automáticamente me puse a pensar en todo lo que desconocemos de nosotros mismos. Y en lo que, aún más desconcertante, los demás sí conocen sobre nosotros y nosotros no.

Más allá de cuestiones físicas como lunares que se esconden, el real sonido de nuestra voz, nuestra imagen en vivo sin espejar, nuestra espalda...¿Habrá acciones, actitudes, movimientos que otros registran y/o han percibido sobre mí que yo aun no lo hice?

En un rápido análisis sobre esta pregunta, mi respuesta es "¡claro!". Mis besos, mis abrazos, mis caricias, por ejemplo. Que son más que físicas porque llevan emociones que los cambian cada vez. Yo no los conozco porque no los recibo, los doy (y aunque cada tanto me de un besito en la mano, no es lo mismo) y las demás personas tampoco los conocen, por esto de que las emociones las cambian y porque, por el motivo anterior, son inagotables.

Frase hecha y trillada si las hay, la de "nunca terminamos de conocernos". ¿Y para qué queremos eso? ¿Cuál es el  beneficio de conocernos completamente? ¿Poder anticipar nuestros actos? ¿Poder prever lo que hacemos? En otras palabras, ¿perder la capacidad de sorprendernos? ¿Está bueno eso?

Qué bueno que no tengo la menor idea de quien soy. Creo que me voy a ir un rato a tomarme un café conmigo.