martes, 2 de septiembre de 2014

Un camino de ida que cantó Gardel

Una. Uuuuna…dos. Una, dos, tres. Tres. Cuatro. Había una que no había visto. En un perímetro de ¿cuánto? ¿4 cm2? Más o menos, sí. Más o menos 4 cm. Del lado que mire es lo mismo. Llena. Estoy llena. Blancas. Fuertes. Impunes. No las podés arrancar. ¡Y porque te salen siete, sino! 

No se sabe cuándo o cómo pero me salieron canas. Este es el tipo de cosas de las que no se vuelve. 

¡Ojo! Hay muchas cosas de las que uno no tiene ni la más remota idea de cuándo pasaron ni de cómo hemos permitido que pasen. 

No tengo ni tendré idea cómo fue que pasó que empecé a comer dulce de membrillo. ¡Si a mí no me gustaba el dulce de membrillo! Un pedacito de pasta frola y chau. Fanática del membrillo. 

No sé como fue que dejé de jugar a las escondidas. Pero ni idea, ¿eh? Porque a mí me gustaba mucho jugar por el barrio. Yo soy de las que te corre lento por lo tanto era muy buena buscando escondites. Era matar o morir. Me aburría un toque a veces, cuando capaz ya habían contando tres veces y yo seguía calladita esperando ser descubierta. No se vuelve. 

¿Qué pasó en el período en que las palabras de moda pasaron de “re-copante” y “me lo transé” al actual de “guachín” y “corta la bocha”? Pero si ayer estábamos con el quilombo marketinero del Y2K, ¿me podés explicar qué capítulo me perdí? ¿O cuándo fue que te empecé a amar, por ejemplo? 

No se vuelve. ¡Y…porque no! Si no tengo idea cuando fue que dejé de grabar cassettes directamente de la radio (play/record-stop, play/record-stop), ¿cómo querés que sepa como fue que saqué el poster de Jon Bon Jovi de la pieza? De fondo marrón, con una leyenda grande y él con su pelo despeinado. Entrabas: Jon Bon Jovi. Vuelta a la derecha: Jon Bon Jovi. 

¿Cuándo dejé de preocuparme por terminar la tarea a tiempo para ver La Ola está de Fiesta y empecé a pensar en fin de mes y las cuotas de la tarjeta? ¿Cómo dejé que pasara? 

No tengo nostalgia por lo que pasó. Lo que pasó bien pasado está. Hoy soy lo que soy porque un día probé el membrillo (física y psicológicamente hablando). Me intriga como es que no me percaté que estaban pasando …las dejé ser. 

Y no se vuelve. A nada. Me podré teñir pero no es mi pelo castaño claro sino que será mi pelo L’Oreal 5/65. Jugaré otras escondidas pero sabiendo que es un juego. No puedo dejar el membrillo. Y, de nuevo, está bien que no se vuelva. No hay que ir para atrás. Sólo me hubiese gustado una suerte de alerta, un “¡oh! ¡Mirá que curioso! Estás dejando de escribir en tu diario íntimo”. 

No se vuelve. Volver no es posible. Una vez me dijeron: “Laura, volvé a Uruguay”. Fue un profesional el que me lo dijo. Yo estaba en una de mis tantas rachas de aburrimiento, a mediados de mi carrera, algo decaída y se me venía Uruguay. Uruguay con todo lo que fue: con mi casa con pileta cerca del colegio, con las tardes estudiando y mateando con mis amigas, mi primer gran amor, los asados de 6° Derecho, las clases filosofando con Dolores. Yo estaba en Buenos Aires añorando volver a Uruguay. Porque Uruguay fue hermoso. Me dijo “Laura, volvé a Uruguay”. Y volví. Y Uruguay ya no estaba. 

En realidad sí. Pero no era lo de antes. Sí la confianza con mis amigas de siempre. Pero no mi casa, no mi colegio, no mi primer gran amor. Los asados eran distintos, los problemas eran distintos, yo era distinta. Yo volví a Uruguay pensando en encontrar algo que ya no estaba. Fui a la rambla de Pocitos y encontré la de Carrasco. 

Volver, volví. La que ya no estaba era yo. Y volví para darme cuenta que añorar lo que pasó sólo sirve para perderse lo que pasa ahora. No se vuelve. Volver no es posible. Estemos atentos. 

Volver... con la frente marchita,
Las nieves del tiempo platearon mi sien...
 ‘ta madre. 

2 comentarios: