Cuidado con lo que deseás.
Me falta, por suerte, poco para un nuevo cumpleaños y un nuevo año. Con sabor a nuevo, con gustito a novedad. Con sensación de amanecer que quiero imprimirle, que voy a imprimirle a cuatro colores.
Me queda, por suerte, poco para el momento de los deseos. “Pará, pará, pedí tres deseos”, te dice siempre alguien cuando vos ya tomaste aire para soplar tu, cada vez más llena de velas, torta.
En ese momento te pasan muchas imágenes pero son sólo tres deseos. Te hacés la profunda y pedís la paz mundial, la vacuna contra el HIV y que el hambre termine. Pero de repente te das cuenta que estás sola en tu pensamiento, que no te van a dar el Nobel de la Paz y, aunque quizás mantengas alguno de ellos, acercás los deseos un poco más a tu vida. Reducís su alcance a vos. A vos, las ganas que tenés de hacer algunas cosas, a tu familia, a su salud, a tus fantasías, a tus viajes proyectados, a tu profesión, a tus amigos, al amor, a que las botas que querés comprarte entren en liquidación. Pero sólo tenés tres deseos.
Cuidado con lo que deseás.
Sólo hay tres deseos. Inmediatamente descartás lo de las botas. No vas a gastar un deseo en un par de botas. La primavera llega siempre, indefectiblemente, y con ella la liquidación. Deseo cumplido.
Cuidado con lo que deseás.
Sólo se pueden pedir tres deseos. ¿Por qué tres? Seguro que en el Código Da Vinci lo explican (la Santísima Trinidad, y zaraza, zaraza ah la la loun). Pero, entre nosotros, ¿por qué tres? Bueno, supongamos que por esas cosas inexplicables de la vida (como Lost) son sólo tres.
Cuidado con lo que deseás.
“Deseo que mi vida cambie”, no. Cuidado con lo que deseás. Deseo que mi vida sea. Es hermosa. Con todo lo que tiene, con las bajas y las altas. Es vida. Es eso. Estuve tan preocupada estos días porque cumplo años, ¿y?. ¡Los cumplo! Cumplir es efectuar. Es completar. Los lleno entonces. Voy a llenar 29 años.
Deseo mucha salud.
Deseo que un chaparrón me moje toda. Deseo conocer todo el mundo (¡o tantos lugares que me parezca el mundo entero!). Deseo que Ofelia deje de romperme el somier con las uñas, deseo que un viento me lleve a pasear. Deseo pescar en un lago cristalino y devolver los peces después. Deseo sentarme en una montaña rusa y que me den una vuelta extra. Deseo sentir las mariposas en la panza como cuando te dan el primer beso. Deseo reírme como mínimo 20 veces por día. Deseo ser tan yo. Me deseo. ¿Me pasé de tres deseos? No. Este era uno: Deseo ser y hacer feliz.
No hay que cuidarse de lo que deseás. Hay que cuidarse de no desear nada. Pedí tres deseos. Ahora.
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